miércoles, 30 de noviembre de 2016

Abadía de San Andrés de Arroyyo


Hoy hemos contemplado la iluminación de la Caída de Babilonia, procedente del Beato de San Adnrés de Arroyo. Por eso, vamos a visitar este Monasterio, situado en el norte de la Diócesis de Palencia. Lo habita una comunidad de monjas cistercienses, de cuya página web (http://www.sanandresdearroyo.es/) tomamos la información acerca de su historia.


SITUACIÓN GEOGRÁFICA

En la región septentrional de la provincia de Palencia y perteneciente a la comarca de la Ojeda, término municipal de Santibáñez de Ecla, se halla ubicada la histórica abadía de San Andrés de Arroyo, distante unos ocho Km. de la estación de Alar del Rey, en el fondo de un estrecho y solitario valle, recibiendo el sobrenombre del arroyo contiguo, lugar en que, según la tradición, se encontró una imagen de San Andrés apóstol, a cuyo honor fue dedicado el Cenobio.

Fue precisamente en este retirado y angosto valle donde se fijó la condesa doña Mencía de Lara, considerándolo el sitio adecuado para el establecimiento de un Monasterio de vida contemplativa, en el cual día y noche resonaran las divinas alabanzas bajo la observancia cisterciense. Nos hallamos en los postreros años del siglo XII, época en la que se observa un auge significativo en la fundación y construcción de abadías en el norte de la Península Ibérica , ya que tanto los reyes como las familias nobles tenían a bien patrocinarlas, unas veces para servirles de panteones, otras de albergue a algunos familiares o para redimirles de sus culpas, en tanto que las más de ellas su finalidad era el de rendir culto a Jesucristo como prueba de su fe católica. A San Andrés de Arroyo, le cupo el honor de tener como a su primera abadesa a doña Mencía condesa de Lara, hija de Rey Alfonso VII y nieta de don Rodrigo González de Lara.


PROCEDENCIA DE LAS PRIMERAS MONJAS

En cuanto al documento fundacional del monasterio de San Andrés de Arroyo, debemos afirmar que hasta la fecha se ignora en donde se  encuentra  el acta fundacional, aunque la casi totalidad de los diversos autores que han investigado el tema, se inclinan por el preciso instante en que Alfonso VIII otorgó a la condesa doña Mencía y al monasterio de San Andrés de Arroyo, el 23 de abril de 1181, a cambio de los dos mil áureos que ésta le había prestado, la iglesia de San Millán, ubicada entre Grijalva y Villasandino, además de un prado junto al Río Yodra. Siendo también del mismo año, pero sin fecha otro documento, éste de carácter privado, por el cual María Antolinez, al ingresar en el citado Monasterio, junto a su hija, de la que no menciona el nombre, dona todas sus propiedades a la iglesia de San  Andrés de Arroyo y a su abadesa doña Mencía, así como a las monjas presentes y futuras.



LA COMUNIDAD EN EL MOMENTO ACTUAL

Desde los inicios de la fundación del Monasterio (año 1181), de manera ininterrumpida hasta el momento presente, la vida comunitaria ha existido en el Monasterio siguiendo la regla de San Benito, según el carisma Cisterciense.

Durante los siglos de su existencia nuestro Monasterio ha experimentado épocas de esplendor, prueba de ello: El Claustro, siglos XII-XIII, la Sala Capitular siglo XIII y la iglesia Abacial siglo XIII, y otras dependencias importantes que fueron construidas en siglos posteriores. También vivió épocas de decadencia, especialmente durante la desamortización de Mendizábal (1835).

La comunidad de modo habitual ha sido numerosa, aunque hubo una época que quedó reducida a 13 hermanas; en los años 1950-1960, 62 monjas formaban la comunidad de Santa María y de San Andrés; en el momento actual viven su vocación cristiana bajo la regla de San Benito 22 monjas.

Nuestro Monasterio forma parte, desde buenos comienzos, de la Federación de Monasterios de monjas de la Orden Cisterciense en España; y también se halla incorporado “pleno Iure” a la Orden Cisterciense a través de la Congregación de la Regular Observancia de San Bernardo o de Castilla.

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