lunes, 29 de diciembre de 2014

Frescos de santo Tomás Becket en Santa María de Tarrasa


La figura de santo tomás Becket, cuya memoria venera hoy la Iglesia, fue objeto de amplia veneración desde el final de la época románica. Visitaremos uno de los más significativos ejemplos de dicha veneración: las pinturas murales del ábside de Santa María de Tarrasa, integrante de un conjunto de templos románicos verdaderamente singular. El conjunto monumental de las iglesias de San Pedro de Tarrasa lo forman las iglesias románicas de San Pedro, San Miguel y Santa María, situadas en la confluencia de los torrentes de Vallparadís y Montner, en el antiguo núcleo visigótico de Egara, origen del pueblo de San Pedro, hoy un barrio de Tarrasa (Barcelona, España). Es el conjunto artístico más importante de la ciudad y una de las joyas del arte románico catalán. Fueron la sede del antiguo obispado de Égara en los siglos V-VIII.


San Pedro de Tarrasa
Las tres iglesias se edificaron cerca de la antigua Égara romana (de la cual todavía se conservan restos) como sede del obispado de Égara constituido hacia el año 450 y que perduró hasta la invasión sarracena en el siglo VIII. Se conocen los nombres de algunos de sus obispos (como el primero, Irineo) y que se celebró un concilio provincial de la Tarraconense en el año 614. El conjunto episcopal se atiene a los modelos bizantinos antiguos: dos iglesias (San Pedro y Santa María) y un baptisterio (San Miguel). Tras un largo proceso de construcción, las iglesias, quedaron terminadas (según la forma actual) hacia los siglos XI y XII: son de factura románica edificadas sobre los antiguos edificios prerrománicos de la época visigótica.

San Miguel de Tarrasa

En el siglo XII, en Santa María se instaló una canonjía agustiniana que permaneció hasta finales de 1392. Por otro lado, la iglesia de San Pedro de Égara, sede de la parroquia, perdió su condición parroquial en 1601 pasando a formar parte de la nueva basílica del Espíritu Santo, en el núcleo de Tarrasa, actualmente catedral del nuevo obispado de Tarrasa. En el siglo XIX San Pedro recuperó su condición de parroquia.


La Iglesia de Santa María es un edificio románico, de principios del siglo XII, se encuentra al sur del recinto y tiene una planta de cruz latina. La cabecera, con el ábside de herradura por dentro, y cuadrado en el exterior, pertenece a un templo de construcción anterior. El techo de la nave es de bóveda apuntada y el del transepto es de bóveda semicircular. En el crucero se levanta el cimborrio octogonal coronado por un pequeño campanario de torre de dos pisos, con un tejado de cuatro vertientes. El cimborrio y la parte alta de los muros del norte y oeste tienen decoración lombarda, con fajas y arquería ciega. La puerta de entrada es sencilla, de arco de medio punto con relieves de terracota encima y una sillería aprovechada. En la fachada sur hay un pórtico de cuatro arcos de medio punto, restos del claustro de la canonjía agustiniana del siglo XII

Delante y dentro de la iglesia se pueden ver los restos de las antiguas edificaciones paleocristianas y visigóticas, con los mosaicos sobrepuestos (uno del siglo IV y otro del siglo V), el ábside rectangular visigótico y criptas sepulcrales (excavadas debajo de la iglesia románica) o el antiguo baptisterio (debajo del transepto).

La bóveda del ábside está cubierta de pinturas murales de tipo lineal, con trazos rojos y verdes, que narran la vida y la Pasión de Cristo; aunque siguen el estilo paleocristiano datan, seguramente, del siglo X. Asimismo, en el ábside hay una mesa de altar del alto-medioevo y una talla gótica de la Madre de Dios del siglo XIV.

Frescos de Santa María: glorificación de Santo Tomás

Los muros de Santa María guardan destacadas piezas artísticas, a manera de museo, que recoge las obras principales de todo el conjunto episcopal de San Pedro. A lo largo de la nave hay unos plafones con pinturas murales que van del estilo románico al gótico, que antaño estaban en el ábside de donde se sacaron para que pudieran contemplarse las anteriores, visibles en la actualidad. Hay, también, una piedra de altar del siglo X y lápidas sepulcrales medievales y romanas (en una de ellas se encuentra la documentación escrita del nombre del municipio romano de Égara). En el transepto se encuentran tres retablos góticos de gran valor:

- El retablo de los santos Abdó y Senén, en el brazo izquierdo del transepto, obra de Jaume Huguet, pintado en 1460 para la iglesia de San Pedro. Está muy bien conservado y es uno de los más célebres del artista. Los santos titulares están representados en el centro, rodeados de escenas de su vida y de su martirio. En la parte inferior están las imágenes de los santos médicos Cosme y Damián.

- El retablo de San Miguel, al lado del anterior, obra de Jaume Cirera y Guillem Talarn que se terminó entre 1450 y 1451. Están representadas las luchas entre los ángeles y los demonios así como tres escenas de la Pasión.

- El retablo mayor de San Pedro, en el brazo derecho del transepto, obra de Lluís Borrassà, de 1141. Falta la tabla central, en los ocho laterales se presentan diversas escenas de la vida de San Pedro. Cerca de las tablas del retablo de San Pedro hay una absidiola con pinturas murales románicas de finales del siglo XII, con un Cristo en Majestad y escenas del martirio de santo Tomás Becket.

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